Raúl Vegas Morales
No podemos aspirar a tener una sociedad de prestigio, competitiva, con desarrollo y crecimiento de las personas si no zanjamos radicalmente con la deshonestidad, si se aceptan desviaciones de los principios éticos universales, si consideramos adecuados o normales comportamientos que no lo son, si consentimos fácilmente los abusos de quienes gobiernan. Una sociedad de ese tipo está pervirtiendo sus valores, está vendiendo a precio de nada su futuro.
La convivencia social no es una fábula, no se trata de quién triunfa sobre el otro, ni de quién gana una elección. Los actos sociales no se miden por quiénes se sienten vencedores y quienes vencidos, sino por qué se está construyendo desde el poder y desde las bases sociales, si existe armonía entre gobernantes y gobernados.
Tenemos una sociedad de escasa competitividad. Perú ocupa el puesto 67 de 138 economías medidas, a diferencia de Chile que ocupa el puesto 33. Si disgregamos un poco las cifras observaremos que las áreas críticas se encuentran en la casi nula innovación, puesto 119, en instituciones en el puesto 106, en salud y educación en el puesto 98.
De esa sociedad peruana bastante alejada del desarrollo competitivo mundial, Ayacucho como región se ubica en el puesto N° 17 de 24 regiones. Es decir, de los más rezagados en una sociedad bastante retrasada.
Para adoptar un modelo de desarrollo se requiere considerar esos indicadores, elaborar un diagnóstico integral asumiendo la realidad. Definirse por la gran infraestructura como ha anunciado Oscorima, aparte de empírico es segregacionista, es seguir postergando prioridades básicas de la parte más vulnerable de la sociedad.
En mortalidad infantil Ayacucho está en el puesto 20 de 24, en desnutrición crónica en el puesto 19, en analfabetismo puesto 20, en cobertura de personal médico puesto 21, en esperanza de vida al nacer puesto 19. La desnutrición crónica infantil es del 26.3% y en el área rural alcanza al 32% de los niños, la más alta del país. Una región con tantos desequilibrios requiere la definición de un modelo de desarrollo humano.
Por lo mismo, hago un llamado al gobierno regional para que reoriente su visión, para que se atiendan necesidades fundamentales que van a redundar en el futuro de Ayacucho. Reorientar la visión es olvidarse del populismo, que genera votos, pero es una lacra que le hace mucho daño a la sociedad. No atender necesidades básicas es seguir abriendo frentes de descontento y de conflicto que más temprano que tarde pueden estallar.