Mario C. Zenitagoya/Día 5
Al cumplirse el 12 de setiembre los 25 años de la captura del líder de Sendero Luminoso Abimael Guzmán, se hace necesario algunas reflexiones como parte de la memoria histórica. Se dice que “pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirla”. ¿En estos tiempos de tecnología, modernidad y consumismo ha cambiado la realidad de nuestro país?
EL 12 de setiembre de 1992 -día de la captura de Abimael Guzmán- marcó un punto de inflexión en la historia del Perú. Sin que nos diéramos cuenta, ése pudo haber sido el principio del fin del siglo XX en el Perú, un siglo manchado acá por la sangre y las dictaduras, señala el periodista César Lévano.
Publicaciones como la revista Caretas, señalaban al Perú como el “rincón de muerte” y fue en el año de 1992 con diferencia de fechas que sucedieron algunos episodios que luego la historia la registraría ¿relación o coincidencia?, 1992 es el año del autogolpe del 5 de abril.
La noche del sábado 8 de mayo de ese mismo año se produce la matanza de presos senderistas de Canto Grande: de 560 recluidos en los pabellones 1A y 4B, faltan al final cerca de un ciento.
1992 es también el año en que se confrontan dos métodos y dos estilos de lucha estatal contra el terrorismo sanguinario de Sendero Luminoso y el no menos cruel del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
En 1992, dos hechos sintetizan esa disparidad. El 16 de julio de 1992, dos meses antes de la captura de Guzmán, Sendero Luminoso coloca media tonelada de explosivos en el jirón Tarata, Miraflores. Consecuencias: 29 muertos, 100 heridos, cientos de casas y tiendas destrozadas o resquebrajadas.
Dos días después, el 18 de julio de 1992, el grupo paramilitar Colina, obedeciendo una orden superior que algún día será revelada, incursiona en la Universidad Nacional de Educación «Enrique Guzmán y Valle» (La Cantuta), secuestra a nueve estudiantes y un profesor a los que luego asesina, descuartiza, quema y oculta.
Según expertos en este campo, manifiestan que hay un nuevo rostro de S.L. que no es el Movadef, sino el Fudepp que está siendo trabajada desde el 2014. Esta organización forma parte de la segunda etapa del Plan Amanecer, que habría sido escrito de puño y letra por Guzmán Reynoso. El primer paso lo dio el Movadef, que ejecutó “una guerra de la propaganda”, y el frente, que es el nuevo rostro de Sendero Luminoso, busca la participación política.
Un sector de la prensa – sobre todo capitalina- durante la huelga del magisterio trajo como acolación nuevamente lo del Movadef, satanizando con ello a todo el magisterio, pero no abordan el papel que juegan los partidos políticos frente a las ideologías subversivas. Solo piden firmeza o represión. Olvidan que las ideas se combaten con ideas.
En las conclusiones del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación se señala que hubo “un deslinde ideológico insuficiente y tardío” de los partidos de izquierda frente a “Sendero” en los 80, dándose “una situación ambigua frente a las acciones de SL” y en estos tiempos nos preguntamos y ¿cuál es la repuesta o accionar de aquellos que dicen ser de centro derecha o izquierda democrática responsable? o los defensores de la democracia?. Recordemos al gran historiador Jorge Basadre, cuyas frases se mantienen: “el Perú es una república empírica y con un gran abismo social”. Ese es el caldo de cultivo que originó a que surgiera S.L.
La CVR en sus conclusiones finales precisa con claridad: “que el conflicto armado interno que vivió el Perú entre 1980 y 2000, fue un conflicto que reveló brechas y desencuentros profundos y dolorosos en la sociedad peruana”. En ese contexto ha cambiado nuestro país?, el departamento de Ayacucho, el más golpeado por el conflicto armado interno ha logrado encaminar su desarrollo? O estamos cultivando la indiferencia frente a la corrupción?