Raúl Vegas Morales
El presidente Kuczynski reaccionó ante los actos de corrupción denunciados por la prensa que amenazan desbordar su gobierno y anunció cinco medidas concretas para enfrentar los actos deshonestos y delincuenciales de la gente de su entorno: La revisión del despacho presidencial, evaluación del entorno de los ministros, muerte civil para los corruptos, convocatoria al Consejo de Estado y la creación de una comisión presidencial de integridad.
Es una forma de abordar el problema de manera seria mostrando real interés por aplacar uno de los males más graves. Mientras la institucionalidad en el país sea tan precaria como hasta ahora, los gorgojos seguirán invadiendo las esferas del gobierno carcomiendo todo lo que se construye.
Kuczynski llegó al poder con un partido que tiene dos años de antigüedad al que le falta presencia nacional, bases sólidas, ideología, programa político conocido, entre otros factores. Así, podríamos asegurar que la mayor cantidad de gente de su entorno ha sido encontrada en el camino y otro bloque importante ya cuando gobierno, los infaltables arribistas, aquellos que intentan asumir cargos a cualquier costo por su insaciable sed de poder y enriquecimiento fácil.
El problema se va a seguir presentando mientras no haya una ley clara sobre partidos políticos, mientras se inscriban partidos con la finalidad de alquilarse al mejor postor en época de elecciones donde hacen un negocio redondo con las candidaturas. Luego vegetan por otros cinco años, sin cumplir ningún rol ante la sociedad.
El reporte de competitividad del Foro Económico Mundial que mide a 140 países, en el 2016 ha calificado a Perú en el puesto N°116 cuando entre los años 2011 y 2012 se encontraba en el puesto 95. Hemos empeorado 12 posiciones en institucionalidad.
Por ello es importante la convocatoria que hace el presidente para conformar un Consejo de Estado. El tema de institucionalidad se tiene que ver de manera transversal con todos los poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con participación del Tribunal Constitucional, del Contralor de la República, Defensor del Pueblo y otros organismos de incidencia nacional.
Queda mucho por hacer, no es fácil cambiar paradigmas como “todos roban”, “roba pero hace obras” “todos los políticos son corruptos” y otras sandeces de ese tipo, pero si no se inicia nunca se va a avanzar, es momento de afrontar con firmeza a la corrupción generando institucionalidad en el país y fumigando a los gorgojos.