Mario C. Zenitagoya B.
Cientos de pobladores de los distritos pertenecientes al Valle de los Ríos Apurímac, Ene y el Mantaro (VRAEM) se han puesto nuevamente de pie y hacen resonar sus voces de protesta y exigencia ante el actual gobierno tecnócrata liderado por PPK, quien en campaña electoral prometió la reestructuración del Proceso de Reconversión Productiva con la incorporación de mayor presupuesto y la ampliación de beneficiarios.
Ante esta desidia de un gobierno tecnócrata que deja de lado el aspecto social, el Comité de Lucha de la Federación de Productores Agropecuarios del Vraem decidió declarar un paro indefinido a partir del 1 de julio en dicha región y realizar una marcha de sacrificio a la ciudad de Lima a fin de “recordarle” al Presidente de la República que cumpla con sus compromisos y dejar constancia de rechazo a la estrategia nacional de lucha contra las drogas 2017-2021, que contempla erradicar de manera forzada el cultivo de la hoja de coca, sin que haya de por medio una previa implementación de un proceso de desarrollo integral sostenible, señala Adrián Gozme uno de los alcaldes distritales perteneciente a la Mancomunidad Amuvraem.
El tratamiento especial para el Vraem continúa siendo un manoseo político, donde priman grandes intereses en desmedro de la población satanizada como proveedora de la hoja de coca para el narcotráfico por gran parte de los medios de comunicación capitalina pero ante una exigencia que merece ser atendida por el gobierno de turno opta por no abordarla (sic)
Para Jefrey Gamarra, analista y docente universitario, que ha realizado importantes trabajos de investigación en esta zona, precisa que “la agroindustria ilegal de la coca no es solo un asunto de pequeños propietarios cultivadores de coca sino que involucra también a un número importante de migrantes altoandinos que recorren el VRAEM para trabajar en la cosecha de este cultivo. Grupos de cuarenta o cincuenta personas entre mujeres, varones y niños conforman los denominados Quartanchos, dirigidos no pocas veces por mujeres o capitanas que constituyen la base de la fuerza de trabajo en el VRAEM pero que no son tomados en cuenta por los programas de erradicación y cultivos alternativos. Estos trabajadores rurales, aunque invisibilizados, constituyen hasta ahora la fuerza laboral indispensable en la producción de la coca, pero las tendencia actual de disminución de los cultivos los sitúa como los primeros afectados de un proceso que al parecer no tiene vuelta atrás”
Finalmente, Jefrey Gamarra, considera que “cuando se trata del VRAEM, más allá de las imágenes construidas desde el exterior y que influyen en las acciones y políticas estatales; se necesita un verdadero compromiso del actual gobierno respecto a este valle. Los cambios que se están produciendo con el cultivo de la coca y las tendencias regionalistas obligan a precisar cuáles son los reales planes del gobierno para con este espacio”. No le falta razón, al añorar sobre el Vraem: “Qué verde [de coca] era mi valle”.